1957: “Psychoanalysis and LSD-25: Foundations for a combined therapeutic technique”

Originally published in Spanish as: “Psicoanálisis y dietilamida del ácido lisérgico (LSD-25). Fundamentos para una técnica terapéutica combinada.”

This article holds significant historical importance as it represents one of the earliest documented attempts to integrate the use of psychedelic substances, specifically LSD, into the framework of Freudian psychoanalysis. Alvarez de Toledo outlines the theoretical foundations and practical applications of this “combined” therapeutic approach, followed by two case studies presented by Fontana and Perez Morales which serve to illustrate the potential benefits and challenges of incorporating LSD into psychoanalytic treatment.

Author: Luisa de Álvarez de Toledo (with case studies contributed by Alberto E. Fontana and Francisco Perez Morales)

Date: September 10, 1957

Source: Paper presented to the Asociación Psicoanalítica Argentina, Buenos Aires

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translated Excerpt

Spanish original:

Un paciente que había pasado por muertes horrorosas durante diversas experiencias, se sentía, veía y estaba en una montaña, pero sin hielo, acostado, con alguien al lado que luego se marcharía, que no era imprescindible, que había tenido la función de acompañarlo.

El cielo era azul oscuro, era de noche, y había estrellas hasta donde alcanzaba la vista. Lo dominante eran dos estrellas que se cruzaban en ángulo recto. La vivencia era de paz, de soledad sentida como reposo (que implicaba un renacimiento).

La acción del LSD 25 lleva al paciente a un estado de regresión prenatal, en el que tiene vivencias oceánicas de identidad con el analista (con la madre), con el cosmos, sintiéndose en la cúspide de la omnipotencia; más allá del tiempo y del espacio.

En esta situación, el paciente vive al analista como al objeto que lo contiene y, simultáneamente, como al sujeto mismo.

Estas vivencias omnipotentes expresan todo lo contrario; la absoluta dependencia del feto en relación con la madre; mundo incontrolable que lo crea y lo mantiene.

Durante las sesiones con LSD 25, esta doble situación (omnipotencia y dependencia extrema), se expresan por la aparente prescindencia que hace el paciente del analista, a quien, por otra parte, simultáneamente, va confundiendo con el diván, con la manta que lo tapa, con él mismo.

La interpretación de estas fantasías, la vivencia de muerte que producen y la regresión, (por desconexión con el objeto real; el analista) llevan a la búsqueda de contacto y se produce, en consecuencia, la externalización del mundo interno del paciente.

El analista y aquello que lo rodea adquiere existencia al ser cubierto con el mundo interno del paciente, que al externalizarse, llena a los objetos de calor, color, afecto e imágenes.

Cíclicamente el paciente "se confunde" con el analista y se defiende de esta situación desconectándose, pero progresivamente, va reconociendo como propias las imágenes que coloca en el analista y en las cosas.

La desconexión es vivida en forma muy concreta como muerte y destrucción. Por otra parte, la aparente conexión es una fusión y esto trae el temor a perder la individualidad.

La externalización progresiva de los distintos objetos, que van siendo reconocidos como partes del yo, hacen que finalmente, el paciente vea al analista como a su doble y que él sienta que es el analista.

La externalización de los objetos persecutorios e idealizados y su reconocimiento como partes del yo, hacen que el paciente pase de las ansiedades paranoides a las depresivas.

Las interpretaciones y la prueba de la realidad consiguen que el analista sea visto como una persona distinta.

El analista es visto, entonces, como un desconocido, y el paciente se desconecta, retornando a su mente o a su cuerpo, que ocupan el lugar del analista incontrolable.

La interpretación de estas fantasías restablecen la conexión. Una paciente sintetizó en un sueño posterior a un LSD 25 toda esta situación.

"Estaba en una isla cálida, tropical, rodeada por un mar tranquilo en compañía del novio que tenía cuando chica. Él se tiraba al mar, si él iba. El mar empezaba a agitarse, había grandes olas que me separaban de él, ya no veía más su cuerpo pero oía su voz. Luego tampoco oía su voz y quedé sola hasta que llegué a una nueva tierra y encontré a alguien que es más joven y diferente, aunque noto que tiene cosas en común. Me ofrece regalos como para chica, me doy cuenta, triste que ya no me gustan y que no puedo volver atrás porque lo de antes no existe. Estoy sola y delante de alguien que no conozco pero soy más grande".

Durante el curso de la experiencia el paciente expresa y realiza sus fantasías por medio de la dramatización, de imágenes sensorio-motoras, visuales y finalmente verbales.

English translation from pages 29-30:

A patient who had gone through horrific deaths during various experiences, felt, saw and was on a mountain, but without ice, lying down, with someone beside him who would later leave, who was not essential, who had the function of accompanying him.

The sky was dark blue, it was night, and there were stars as far as the eye could see. The dominant thing was two stars that crossed at a right angle. The experience was one of peace, of solitude felt as rest (which implied a rebirth).

The action of LSD 25 leads the patient to a state of prenatal regression, in which they have oceanic experiences of identity with the analyst (with the mother), with the cosmos, feeling at the peak of omnipotence; beyond time and space.

In this situation, the patient experiences the analyst as the object that contains them and, simultaneously, as the subject itself.

These omnipotent experiences express the opposite; the absolute dependence of the fetus in relation to the mother; an uncontrollable world that creates and sustains it.

During LSD 25 sessions, this double situation (omnipotence and extreme dependence) is expressed by the patient's apparent dispensability of the analyst, with whom, on the other hand, the patient simultaneously confuses with the couch, with the blanket that covers them, with themselves.

The interpretation of these fantasies, the experience of death they produce and the regression (due to disconnection with the real object; the analyst) lead to the search for contact and, consequently, the externalization of the patient's internal world occurs.

The analyst and what surrounds him acquires existence by being covered with the patient's internal world, which, when externalized, fills the objects with warmth, color, affection and images.

Cyclically, the patient "confuses" himself with the analyst and defends himself from this situation by disconnecting, but progressively, he recognizes as his own the images he places on the analyst and on things.

Disconnection is experienced in a very concrete way as death and destruction. On the other hand, the apparent connection is a fusion and this brings the fear of losing individuality.

The progressive externalization of the different objects, which are being recognized as parts of the self, make the patient finally see the analyst as his double and feel that he is the analyst.

The externalization of persecutory and idealized objects and their recognition as parts of the self, make the patient move from paranoid to depressive anxieties.

The interpretations and the reality testing manage to make the analyst be seen as a different person.

The analyst is then seen as a stranger, and the patient disconnects, returning to his mind or his body, which take the place of the uncontrollable analyst.

The interpretation of these fantasies reestablishes the connection. A patient summarized this situation in a dream after an LSD 25 session.

"I was on a warm, tropical island, surrounded by a calm sea in the company of the boyfriend I had when I was a girl. He would throw himself into the sea, if he went. The sea began to stir, there were big waves that separated me from him, I no longer saw his body but I heard his voice. Then I didn't hear his voice either and I was alone until I reached a new land and found someone who is younger and different, although I notice that he has things in common. He offers me gifts like for a girl, I realize, sadly, that I no longer like them and that I can't go back because what was before no longer exists. I'm alone and in front of someone I don't know but I'm bigger."

During the course of the experience, the patient expresses and realizes their fantasies by means of dramatization, through sensory-motor images, through visualization, and, finally, verbally.

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